
El sentimiento y la razón es una relación que a pesar del trabajo que se le ha tenido es un tema muy complejo y he ahí mismo nace una maravillosa línea de trabajo, un tanto sugestiva o incluso inexplorada. Un punto de partida podría ser: ¿Cómo pueden aproximarse los científicos al arte? Ya que es bien sabido que es muy difícil superar la división de las dos culturas: artes y ciencias, y lograr que científicos y artistas concurran en una misma mesa.
Generalmente un científico en una época en la que estaban naciendo de las ciencias se empezaba por dibujar, justamente como una vía para entender y resolver problemas complejos pues es mejor comenzando haciendo dibujos: esquemas, diagramas líneas, cuadros, formas. Pero no como el resultado de un esfuerzo mental, sino como punto de partida.
Para un artista el dibujo se diría que es reproducir una imagen en forma manual con algún elemento o sustancia y muy importante; esta imagen debe de provocarnos alguna emoción, pues sin la emoción esta dejaría de ser arte.
¿Y todo esto a que viene? Bueno, esto nos muestra que aunque sea muy difícil emparentar las ciencias y el arte también desde hace buen tiempo se han logrado grandes obras las cuales ha servido de inspiración y motivación tanto para científicos y artistas y un claro ejemplo de ello es una famosa obra llamada “El rinoceronte” de Durero, la cual tiene el mérito de haber sido dibujado aun cuando el autor de esta obra nunca en su vida había visto un rinoceronte.
Historia del rinoceronte
A principios de 1514 el Sultán Muzafar II regaló a Alfonso de Alburquerque, por aquel entonces gobernador de la India portuguesa, un rinoceronte como parte de un intercambio de regalos diplomáticos. El gobernador decidió reenviar el regalo a Manuel I, rey de Portugal
En enero de 1515 el rinoceronte, al que habían puesto el nombre de Ganda, y su cuidador, Ocem, partieron y atravesaron el Océano Índico, finalmente arribaron al puerto lisboeta de Belem el 20 de mayo de ese mismo año. El exótico animal fue alojado en la "casa de fieras" del rey Manuel I en el Palacio de Ribeira de Lisboa, separado de los elefantes y otras grandes criaturas
Al rinoceronte se le tenía por una especie de criatura legendaria por lo que su llegada causó una enorme expectación. Los rumores se habían propagado como la pólvora entre la población, y todo el mundo hablaba sobre una bestia fantástica.
Meses después, Manuel I decidió regalar el curioso animal al papa León X, como forma de congraciarse con él y ganarse su favor y su apoyo para defender sus intereses coloniales.
Así, en diciembre de 1515 el rinoceronte Ganda volvió a embarcar (junto con otros obsequios preciosos) rumbo al Vaticano, pero tras reemprender su viaje, el barco naufragó en una tormenta que estalló de improviso cuando pasaba junto a al estrecho de Portovenere al norte de La Spezia, en la costa de Liguria. El rinoceronte, encadenado y sujeto por grilletes a la cubierta, murió ahogado.
Su cadáver fue recuperado y enviado de vuelta a Lisboa donde fue disecado y de allí partió otra vez hacia Roma donde llegó en febrero de 1516 y fue exhibido El destino del rinoceronte disecado se desconoce. Pudo haber sido trasladado a Florencia por los Médici, o quizá pudo haber sido destruido en el saqueo de Roma de 1527.
Durero y su Dibujo
La historia de Ganda también llegó hasta la ciudad alemana de Núremberg. Se cuenta que un mercader moravo llamado Valentim Fernandes, que se encontraba en Lisboa en el momento de la llegada del rinoceronte, escribió una detallada carta a uno de sus amigos de Núremberg. Posteriormente, una segunda carta, esta vez de un autor sin identificar, fue enviada de Lisboa a Núremberg, en la que se adjuntaba un boceto realizado por un artista desconocido.
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| El
rinoceronte de Durero es un dibujo con pluma y tinta realizado en 1515,
actualmente en el Museo Británico |
El relato y el boceto de la segunda carta llegó a oídos de Alberto Durero quien era un pintor y grabador de la época, el acabaría dando forma al animal en uno de sus grabados más famosos sin haber tenido la oportunidad de contemplar aquel rinoceronte en persona (hizo dos dibujos a tinta, y del segundo hizo un grabado, añadiendo un breve texto detallando la historia de Ganda).
A pesar de las imprecisiones anatómicas, el grabado de Durero tuvo éxito en Europa, por lo cual fue copiado en incontables ocasiones durante los siguientes tres siglos y fue hasta el siglo XVIII se consideró una representación fiable de un rinoceronte.
El grabado de Durero probablemente sea la pintura de un animal que ha tenido una gran influencia tanto en las artes, como lo fue en su tiempo en la ciencia taxidermista, y es ahí donde un gran punto de convergencia entre ambas ramas creando esa maravillosa línea de trabajo que se planteaba al principio de este artículo.
Eryjamez

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